Hacia Belén va una burra rin rin, yo me remendaba yo me remendé, yo me eché un remedio yo me lo quitéeee...
Sí, sí, sé que todavía quedan dos meses para Navidad, pero ¿qué quieres que te diga?, yo ya voy cogiendo ese espiritu navideño a la vez que los supermercados van reponiendo los turrones en pleno mes de octubre. Eso, y que hoy me he comido el primer polvorón desde enero, todo eso ha hecho que hoy me hayan entrado ganas de hablar de la Navidad.
¿Te acuerdas de cuando la noche de reyes no podíamos dormir hasta bien entrada la madrugada porque estábamos de los nervios pensando que los reyes venían en sus camellos a traernos nuestros regalos? Después nos levantabamos a las 5 de la mañana sin hacer ruido para no despertar a nuestros padres e íbamos directos a los regalos, los contemplábamos un poco por encima completamente a oscuras y nos volvíamos a la cama a dormir dos horitas más, porque a las 7 o las 8 ya estábamos de vuelta con nuestros regalos esperando a que nuestros padres, que no entendíamos por qué estaban tan cansados y dormían tanto, se levantasen a abrir los regalos. Cualquier otro día nos tenían que sacar de la cama a hostias, pero ese día teníamos un despertador incorporado que nos decía: ¡Regaaalos! ¡Regaaaaaaalos!
¿Y la noche de nochevieja? Yo todavía me pongo nervioso con las campanadas, todo el mundo eufórico, en el salón con la familia que no se calla y no sabes si podrás escuchar bien las campanadas y eso te hace sufrir porque no sabes si empezarás a comerte las uvas, que ya habías pelado, "deshuesado" y preparado veinte minutos antes, con los cuartos o cuando ya estén por la tercera campanada. Empezamos el año compitiendo, empezamos fuerte: - ¡Yo me como las 12 uvas por mis cojones! Y ya te puedes estar atragantando que acabarás con la boca llena de uvas, que si no llega a ser porque las has pelado antes se te hacían mas bola que con un bistec de ternera.
El Belén. Ya puedes ser creyente o no, pero en los adornos típicos navideños no falta el niño medio en bolas con el aro en la cabeza rodeado de gente mirándole. Bueno, gente... y un buey y una mula detrás de él que ni los porteros de la disco imponen tanto. Hay quien mete a los tres reyes magos con sus camellitos, a un pueblerino con sus cabras, al pixaner y al caganer... ¿Pero... quién tuvo la asquerosa idea de meter a un pagès meando y a otro cagando en medio de esa representación que se supone tan bella e inocente? A caso en la Biblia pone: Y rodeado de su madre la Virgen María, San José y los Reyes Magos de Oriente, el niño fue nacido. ¡AH! Y un tío detras de un arbol soltando el potaje de la comida.
Para tradición navideña y catalana... prefiero quedarme con el Caga Tió, que, aunque también cague por lo menos es un poco más... ¿cómo decirlo?... ¡menos asqueroso! Hay que ver con la mala leche que le dabamos al pobre tronco con tal de que nos cagase los regalos, era un desahogue total. Eso sí, salía barato. Con unas cuantas cáscaras de las mandarinas o naranjas que nos comíamos, el tronquito ya se quedaba satisfecho. ¡Qué inocentes eramos!
Lo que sí que no puede faltar es el arbol. Natural, de plástico, qué más da. Mientras tenga forma de cono todo sirve. Aunque ahora están muy de moda los arbolitos de colores. Yo entiendo que compres un arbol de navidad blanco, por la representación de la nieve y eso, pero ¿¿¡¡azules, lilas, rojos!!?? ¿Dónde se ha visto un abeto de esos colores? Después cada uno lo adorna como quiere: sobrecargado de adornos, sosos, desordenados, torcidos, ... La verdad es que la decoración de un arbol de Navidad es arte en toda regla.
Me gusta la Navidad. ¿Te habías dado cuenta? Bueno... la Navidad no se resume en unas cuantas tradiciones, adornos o comida, la Navidad es volver a estar con los tuyos, reunir a toda la familia y empezar el nuevo año juntos. Sin eso la Navidad no sería lo mismo. Sin la gente que quieres la Navidad no sería Navidad.
Aún a riesgo de llamarme loco, quiero ser el primero en decirte este año ¡FELIZ NAVIDAD!
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