A veces no todo sale como uno esperaba, a veces hay finales que son inevitables, esperados o inesperados, pero al fin y al cabo, todo llega a su fin algún día. Por mucho que intentes cambiarlo, será imposible, sea lo que sea, en cualquier momento puede llegar a su fin.
Cuando algo que nos gustaba mucho, algo con lo que eramos realmente felices acaba es como si se nos viniese el mundo encima, comenzamos a sentirnos mal, tristes, llorando a cada momento incluso, pero la vida son etapas, unas empiezan y otras acaban. Si de verdad disfrutaste algo muy intensamente sólo tienes que alegrarte por que eso pasó, por que hubo una etapa en tu vida en la cual fuiste muy feliz, y siempre tendrás ese recuerdo que te hará sacar una de tus mejores sonrisas.
En la vida te están esperando miles de momentos, millones de situaciones alegres, bonitas, que quedarán grabadas en tu mente para siempre. No te quedes anclado/a en un sólo momento, deja pasar unos para que puedan venir otros. Cada uno de ellos podrá ser mejor o peor, pero todos son diferentes.
Hay veces en que arriesgar puede hacerte la persona más feliz en el universo, si no arriesgas no ganas, y muchas veces hay muchísimo que ganar, poquísimo que perder. Si finalmente arriesgas y no resulta como esperabas, simplemente has conseguido más experiencia en la vida.
Yo arriesgué, y gracias a eso por unos meses me sentí como en una nube, con una felicidad absoluta y constante. Llegó a su fin, como todo, pero siempre quedará en mi mente como uno de los momentos más felices de mi vida.
Déjate llevar, sólo espera que todas esos momentos lleguen a tu vida para hacerte sonreir.
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